Cuando Facebook, el gigante de las comunicaciones digitales (Facebook, WhatsApp, Instagram…) se cambió el nombre por Meta, tenía claro que el futuro de nuestra forma de comunicarnos pasaba por sumergirnos en el abstracto concepto del metaverso.

Con una idea tan sencilla como la de ser capaces de transportarnos a un universo digital, en el cual poder interactuar con otras personas, independientemente de la ubicación de cualquiera de los participantes, es fácil imaginar la gran cantidad de aplicaciones que pueden surgir, desde la mera charla o intercambio de información, hasta el comercio al más alto nivel, donde las grandes salas de reuniones de nuestras oficinas se convertirán en espacios virtuales diseñados con todo lujo de detalles, para que los «allí» reunidos se sientan cómodos y se cierren grandes contratos y compromisos de colaboración.

Como decíamos, Meta está comprometida al 100% con su nueva identidad y objetivo empresarial, y recientemente acaban de presentar su último producto para lograr ese objetivo, unas gafas de realidad mixta denominadas Quest Pro, que prometen mejorar la experiencia de inmersión en ese mundo virtual, pero sin dejar de lado la realidad.

Y es precisamente en esta idea con la cual nos queremos quedar, ya que, aunque sumergirnos completamente en otro mundo a lo «Matrix» o «Ready Player One» pueda parecer excitante y el futuro a largo plazo, lo cierto es que a día de hoy, la tecnología mixta, en la cual vemos a la vez la realidad y elementos de ese metaverso, es la apuesta más segura.

Y decimos que es la apuesta más segura porque grandes compañías como Microsoft o Accenture han anunciado que colaborarán con Meta para: integrar sus sistemas en el caso de Microsoft, con Windows, Office y Teams a la cabeza, y desarrollar nuevas aplicaciones de realidad virtual y aumentada en el caso de Accenture, destinados estas últimas por completo al entorno laboral.

Así pues, en breve, en lugar de sentarnos delante de nuestra pantalla para realizar esa conferencia con nuestros compañeros, los cuales están trabajando desde casa o en sus respectivos puestos, podremos simplemente sentarnos alrededor de una mesa o en sofás o sillones de nuestra oficina, de forma más relajada, y ver los avatares de nuestros interlocutores a nuestro alrededor, mientras intercambiamos información con las herramienta de Microsoft o Accenture, proyectando nuestra pantalla virtualmente o permitiendo a los participantes descargar documentos o visualizarlos con un simple gesto de nuestras manos, o control virtual, ya se verá.

Por lo tanto, mientras la tecnología y la predisposición del usuario a acogerla avanzan, el futuro que nos espera pasa por seguir confiando en la oficina híbrida, la cual compagina el trabajo presencial y el remoto, apoyados en la tecnología de la realidad aumentada o mixta y en otra tecnologías como el Project Starline de Google, un sistema de videoconferencia basado en el uso de hologramas realísticos que promete trasladar a nuestro interlocutor a nuestro salón (o despacho), aún estando a miles de kilómetros de distancia.

Como se suele decir, ya veremos lo que nos depara el futuro.