Desde hace años la Comisión Europea viene trabajando en un plan de acción destinado a reducir la huella ecológica por el uso y consumo de diferentes materiales o recursos, y cuyo objetivo fundamental es reutilizar, reparar y reciclar los materiales, tantas veces como sea posible, hasta llegar a una huella de carbono neutra. Este concepto acuñado como «Economía Circular»,  propone el diseño de productos más sostenibles, menos contaminantes, orientados a una reutilización continua, alargando su ciclo de vida para reducir la emisión de residuos al mínimo.

Estas medidas propuestas y votadas el pasado mes por el Parlamento Europeo, son objetivos vinculantes y se espera conseguirlos para el año 2050. En la consecución de estos objetivos, todos, como ciudadanos y usuarios, tenemos mucho que aportar de forma individual, pero también las empresas pueden hacerlo de forma más amplia. En este sentido, implantar prácticas orientadas a la economía circular por parte de las empresas, son medidas que todas deben llevar a cabo si quieren lograr ser empresas sostenibles con una huella ecológica cero.

Para ello, son varias las líneas de actuación posibles y entre otras otras, destacamos:

En primer lugar, es fundamental involucrar a todos los trabajadores en planes de formación, para que sepan tanto la normativa como las medidas a aplicar de forma efectiva. Ello implica materializar programas de sensibilización en gestión de residuos, reciclado y recogida selectiva en todas las áreas de la empresa. De igual forma deberán aplicarse propuestas para sustituir productos o sustancias más contaminantes por otras más sostenibles.

En segundo lugar, se deberá promocionar un consumo responsable de los recursos en materia de agua, energía, material laboral como el papel, etc. Para conseguirlo a parte de una implicación personal e individual por parte de todos, las empresas pueden poner su granito de arena optando por la compra de productos con ecoetiquetas, evaluando la sostenibilidad de sus proveedores, y promoviendo embalajes sostenibles o al menos reduciendo los que no lo son.

Por último, quizá una de las huellas más visibles que dejan las empresas, sea la emisión de gases invernadero debido a la movilidad que causan los desplazamientos al lugar de trabajo. Localizar la empresa en zonas bien comunicadas al transporte público, contar con vehículos sostenibles, con etiqueta eco, o promocionar otras propuestas sociales relacionadas con este tema, contribuirán a reducir el impacto.

Todas estas medidas son aplicables en mayor o menor escala, y sin duda, pueden contribuir a hacer de nuestra oficina, un lugar más ecológico, más agradable y saludable. ¿Por qué no ponerlo en marcha?