Es indudable que a la hora de situar nuestro escritorio de trabajo dentro de la oficina, siempre será mejor hacerlo cerca de la luz natural. Pero esto no siempre es posible y añadida a ésta, será imprescindible la instalación de una iluminación artificial que nos permita desempeñar nuestra tarea de forma saludable y eficiente. Aún así, pese a la combinación de ambos tipos de iluminación, puede ser necesario contar en nuestro escritorio con una lámpara añadida cuando haya determinados trabajos que puedan provocar una fatiga extra a nuestra vista.

Y es que está comprobado, que una correcta iluminación en el lugar de trabajo, no sólo reduce el estrés y el cansancio sino que además de ser un tema de salud, mejora la eficiencia y productividad de los trabajadores. En este sentido contar en tu mesa de trabajo con este complemento es fundamental y, para ello, vamos a darte una serie de pautas a tener en cuenta si quieres incorporar una a tu escritorio.

Por regla general los modelos de lámpara para escritorio suelen ser dos: de pie y sobremesa, con diferentes estéticas y diseños pero siempre con una estructura compacta y fuerte. Como en todo, encontrarás múltiples modelos de menor a mayor calidad, y por siguiente más o menos económicos.

Para elegir una lámpara acorde a tus necesidades, el primer factor que se debe tener en cuenta a la hora de tomar una decisión es el tamaño del escritorio. No es lo mismo un escritorio grande que uno pequeño. El primero puede optar por modelos de mayores dimensiones y de mayor altura, teniendo en cuenta además que, la superficie a iluminar es mayor. De igual forma, y muy relacionado con el tamaño del escritorio, se debe tener en cuenta la funcionalidad de la lámpara, pudiendo elegir modelos que se puedan mover o cambiar de posición permitiendo que la luz se pueda dirigir hacia la zona que se necesite iluminar. 

Otro factor que tenemos que decidir es el tipo de bombilla. Existen en el mercado muchísimos y diversos modelos cuya iluminación puede ser incandescente, halógena, fluorescente o LED. De unas a otras hay grandes diferencias en calidad, duración o rendimiento y eficiencia. En los últimos años, la iluminación LED se ha posicionado por su alta eficiencia, mínimo consumo energético, vida útil larga y ser ambientalmente menos contaminantes. En este punto, también se deberá tener en cuenta la potencia que necesitamos para trabajar o lúmenes, habiendo muchísima diferencia de unas otras en su relación consumo-eficiencia. Por último, en cuanto a las características de la bombilla, puedes optar en el mercado por bombillas con diferente tonalidad de color, mas o menos fríos y cálidos en función de tus gustos y necesidades.

Dejamos para el final la cuestión estética porque también en este complemento, aunque deberá prevalecer la funcionalidad, hemos de elegir un modelo acorde con nuestros gustos pero que combine con la decoración de todo el entorno al que complementa. Funcionalidad y buen diseño caracterizan una buena lámpara, pero sin duda, su mejor cualidad siempre será que benefician a nuestra salud.