Los espacios de trabajo han evolucionado para dar soluciones a las nuevas formas de trabajo, pero también lo han hecho para dar servicio a los trabajadores de nuevas profesiones surgidas en las últimas décadas, que trabajan de forma diferente, pudiéndolo hacer desde cualquier sitio, con cualquier dispositivo y donde haya una buena conexión a internet, rápida y segura.

Al hilo de esto, han surgido los espacios de coworking, versátiles, multifuncionales y dinámicos, que se adaptan a las necesidades de cada cliente en tiempo, espacio y forma, siendo ésta la mayor de sus ventajas con respecto a la oficina tradicional. La posibilidad de que un mismo espacio se adapte a diferentes usos y usuarios, transformándose de forma rápida y eficiente, implica una gran versatilidad y flexibilidad, dando como resultado, la optimización de la experiencia de los usuarios.

Hemos de pensar que, además, estos espacios están pensados para crear sinergias y nuevas relaciones profesionales de las que puedan surgir nuevos proyectos. Lograr que este espacio sea funcional y atractivo, exige un buen diseño que va más allá de ofrecer un escritorio, Internet, salas de reunión y café gratis.

Partiendo de su condición polivalente y multifuncional, los espacios de coworking deben facilitar tanto espacios abiertos, diáfanos, donde la gente se pueda reunir o intercambiar ideas, como espacios más privativos para trabajar con tranquilidad, dando la posibilidad de concentrarse, e incluso zonas de relax para descansar. Para ello, se ha de prestar especial atención en:

  • La colocación de elementos divisorios o cabinas, como opción para separar diferentes áreas o puestos de trabajo.
  • La utilización de estas mismas piezas, de forma que permitan la insonorización.
  • La instalación de cortinas o mamparas transparentes que dejen pasar la luz, aspecto también fundamental.
  • La colocación de suelos técnicos que absorban el ruido, permitan esconder el cableado tan antiestético, a la vez que distribuir de forma eficaz los puestos de trabajo necesarios.

Igualmente, por esta misma condición, se precisa de un mobiliario funcional y resistente que se adapte tanto a los diferentes usos, usuarios y espacio disponible. En este sentido, se debe prever la instalación de un mobiliario diverso, flexible, modular, fácil de mover, con sillas plegables o no, escritorios de trabajo y hasta sofás o butacas para descansar. En todo momento el mobiliario debe ser ergonómico y ser el suficiente para dar cabida, además, a otras necesidades de espacio dedicado a archivar o almacenar documentos o material.

Como espacios de tendencia, los coworking integran ambientes orientados al bienestar de los usuarios. En este sentido, la integración de la naturaleza y su interés por minimizar su impacto ecológico hacen de ellos espacios de trabajo saludable. Por ello, cada vez es más común incluir en los proyectos de diseño jardines, terrazas, gimnasios, salas de juego, etc., haciendo de estos lugares, espacios agradables para trabajar de forma individual o en colaboración.

Por último, a parte de la imagen de marca que se quiera transmitir, a través de su diseño interior, colores, texturas, señalización, etc., se logrará vestir el centro con una personalidad y estética agradable y única.

Cada espacio de coworking es único pero todos son productivos, funcionales, agradables y atractivos. El sitio ideal para trabajar.