¿Quién no ha comido alguna vez delante del ordenador sin salir de la oficina? Seguramente, todos hemos tenido días en los que, por una u otra razón, hemos comido en nuestro puesto de trabajo.

En unos casos, la necesidad de ultimar temas urgentes en el trabajo, nos ha impedido o bien salir a comer fuera o bien comer en condiciones. También podría ocurrir, que teniendo un turno partido, no nos diera tiempo a ir a comer a casa, o que nuestra empresa se sitúe en un lugar aislado y que por evitar realizar largos desplazamientos, no salgamos a comer y no nos levantemos de nuestro escritorio para hacerlo.

No hay que dar mayor importancia a este hecho, siempre y cuando sea ocasional, sin embargo, si esta situación persiste puede generar graves problemas a nuestra salud y afectar a la productividad profesional.

Entre los problemas de salud que podemos sufrir se encuentra el aumento de peso, fatiga cerebral, trastornos psicoemocionales y trastornos cognitivos. Por ello, para las empresas, la necesidad de habilitar un espacio para comedor es primordial.

Aunque la legislación vigente, de 1983, indica diferentes obligaciones a las empresas en función de su tamaño, de la localización física o del tiempo disponible para comer entre otros, lo cierto es que una vez adaptada a la actualidad, las obligaciones se traducen como mínimo en tener agua corriente, luz y un microondas para calentar la comida.

A raíz de varios estudios que avalan que adaptar un espacio para usarlo como comedor, repercute de forma favorable tanto en la empresa como en los trabajadores, se está dando más importancia a estos espacios. Pero no se trata solamente de comer de forma más saludable, con la comida que cada uno trae de casa, sino de tomarse una pausa y darse el tiempo necesario para ello. Trabajar y comer al mismo tiempo, implica no descansar ni recargar una energía que necesitaremos hasta la finalización de la jornada laboral. Igualmente, permanecer en el mismo sitio, sin moverse de la mesa, nos provoca cansancio visual y desgaste psicológico.

En este sentido, habilitar una sala polivalente, en la que poder tomar café, comer o simplemente descansar, no solo mejora la salud de los trabajadores, sino también favorece las relaciones profesionales y personales entre ellos. Estos espacios ayudan a los trabajadores a desconectar del trabajo, a generar sinergias, compartir experiencias y opiniones, desarrollar nuevos proyectos e intercambiar información con otros miembros de la empresa.

¿Y cómo deben ser estos espacios? A las consabidas necesidades básicas de agua, electricidad y refrigeración de los alimentos, han de sumarse otras estéticas o de diseño que son de igual importancia, esto es, un espacio cómodo, bien iluminado, con un mobiliario que cumpla todas expectativas para comer, tomar un café, descansar o reunirse. En definitiva un espacio eficaz y productivo que se asemeje más a un salón o comedor que a un espacio de trabajo.