Con el comienzo del mes de septiembre, muchos de nosotros ya nos hemos incorporado al trabajo, o nos quedan pocos días para hacerlo después de las vacaciones. Volver a la rutina, horarios y obligaciones es un proceso de adaptación que todos tenemos que hacer, pero ante esta cita ineludible, no todos respondemos igual, pudiendo sufrir algunas personas el llamado síndrome postvacacional.

Este síndrome, se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento.

Suele ser más habitual en personas que están a disgusto con su trabajo y no se sienten realizados, siendo una auténtica obligación, acudir diariamente a su puesto laboral. También, en cierto modo depende de la personalidad de la persona, la responsabilidad del puesto de trabajo y del entorno del mismo. En función de todo esto, la intensidad de este estado puede variar, y por regla general se caracteriza por tener síntomas tales como: ansiedad, falta de concentración, descenso del rendimiento, apatía, cambios de humor, bajo estado de ánimo, etc.

Para hacer más llevadero el proceso de adaptación al trabajo, podemos poner en práctica, a modo de prevención, una serie de medidas:
• Es preferible no volver de vacaciones justo un día antes de incorporarnos al trabajo. Pese a querer aprovechar al máximo las vacaciones, es preferible regresar uno o dos días antes, sin prisas, y prepararnos física y mentalmente ante la próxima vuelta al trabajo.
• Durante las vacaciones trasnochamos, no madrugamos y además, por que no, nos echamos alguna que otra siesta, por eso, conviene retomar de forma gradual los horarios de descanso que serán los habituales. Igualmente, si realizas deporte pero durante las vacaciones te has dado un descanso, volver a esa actividad será de gran ayuda.
• En el trabajo, no intentes solucionar todo el primer día, organiza tu agenda a lo largo de la jornada priorizando qué tareas son más urgentes y márcate unos objetivos realizables.
• Hacer las cosas gradualmente y con calma te ayudará a adaptarte a la jornada laboral.
• Tómate un tiempo para cambiar impresiones con tus compañeros y aprovecha los descansos para desconectar del trabajo.
• No te lleves trabajo a casa.

El síndrome postvacacional es pasajero, dependiendo de la persona suele durar de dos a tres días a unas semanas, pero si persiste, será necesario consultar a un especialista. En cualquier caso intenta tener una actitud positiva y sobre todo, paciencia.